
El espacio siempre ha ejercido una gran fascinación en mí. Es la última frontera, donde se encuentra el futuro de la humanidad, sobre todo habida cuenta de cómo estamos destrozando el planeta a pasos agigantados. El propio Stephen Hawking lo reconoció hace unos días en ciertas declaraciones. Si el hombre desea sobrevivir, debe conquistar el espacio. Y apenas hemos comenzado a dar los primeros pasos.
Durante la guerra fría dos grandes potencias se enfrentaron en una carrera espacial desenfrenada. La Unión Soviética y los Estados Unidos constantemente intentaron superarse mutuamente. Si los soviéticos ponían en órbita el Soyuz y conseguían enviar a Gagarin al espacio, los americanos conseguían alunizar en la luna y Armstrong era el primer ser humano en pisar otro cuerpo celeste. Finalmente la Unión Soviética colapsó en 1991. Estados Unidos se encontró con el papel de única superpotencia. La carrera espacial solamente tenía a un único corredor. Y eso es quitarle aliciente a la cosa. ¿Para qué correr cuando sabes que vas a ser el único que llegue a la meta?
A partir de 1998 comenzó la construcción de la Estación Espacial Internacional (EEI), mediante un consorcio en el que trabajan varios estados europeos, Estados Unidos, Japón y Rusia. Por desgracia, a estas alturas la carrera espacial había decaído. Ya no era un asunto de prestigio internacional, por lo que los fondos se redujeron. Los accidentes del Challenger en el 86 y del Columbia en el 2003 no contribuyeron a fomentar la confianza de la ciudadanía americana en la exploración espacial. Se preveía un futuro de constante avance en la conquista del espacio, pero a velocidad de caracol. Ahora ha entrado un nuevo actor en escena.
China envió a sus primeros taikonautas al espacio en el 2003. Y ahora por vez primera un astronauta chino ha podido realizar un paseo espacial, un honor y un privilegio que hasta ahora sólo habían tenido americanos y rusos. Y dudo mucho que se queden en este acto que es puro simbolismo. El gobierno chino ha hablado de construir su propia estación espacial, algo muy comprensible si tenemos en cuenta que el gobierno americano no permitió a China particiar en la EEI en su momento. ¿Hasta dónde podrán llegar los hijos del dragón? Quién sabe. Lo que sí se es que los astronautas han sido recibidos como héroes en su país, algo que lleva décadas sin verse en el resto de países con programa espacial. Los ciudadanos chinos se enorgullecen de los logros de su programa espacial. El gobierno lo consideró como "una misión sagrada y gloriosa". Con esta actitud, es fácil suponer qué hará China en el futuro. Ya comienzan los planes para el primer alunizaje chino alrededor del 2017 y ya puestos, para crear una base lunar antes del 2020. China demuestra su potencial y Washington comienza a temer al gigante asiático.
Esto puede suponer un relanzamiento de la carrera espacial. Estados Unidos vuelve a tener un oponente y comienza a entrever que ya no es el único participante en la carrera espacial. China puede llegar a la meta antes que Washington y no sólo eso, sino que es posible que los americanos se queden a medio camino, pues su economía cada vez se tambalea más. La bandera americana fue la primera en ondear en nuestro satélite. Tal vez sea una bandera comunista la primera en ondear en el planeta rojo. China demuestra que para ellos, nada es imposible.
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