
Desde luego, si esas son las obligaciones de un informático, tenemos que rediseñar la carrera. A mí en ningún momento me enseñaron a usar un destornillador. Nunca me enseñaron a descargar emoticonos. Y por supuesto, nunca me enseñaron a instalar Windows. Teóricamente son las tres funciones básicas de un "ingeniero" informático. ¿A quién le interesa la estadística o las matemáticas discretas? ¿Acaso necesitas calcular transformadas de Fourier para apretar una tuerca? ¿Y qué tendran que ver la inteligencia artificial, el diseño de algoritmos, el reconocimiento de patrones y todas esas zarandajas con la informática?
Llegados a este punto, mi reserva de sarcasmo se ha agotado. Para todos esos españoles que forman la gran masa ciudadana, más interesados en el partido del domingo que en la educación de sus hijos les voy a dar un poco de información: la ingeniería informática es la profesión que consiste en la aplicación de los fundamentos de la ciencia de la computación, la electrónica y la ingeniería del software, para el desarrollo de soluciones integrales de cómputo y comunicaciones, capaces de procesar información de manera automática. Esto es lo que dice Wikipedia sobre nosotros. Pero por desgracia, así y todo los ingenieros informáticos sufrimos ataques a tres bandas: desde la sociedad, desde las empresas y desde el gobierno de turno.
Desde la sociedad lo he explicado antes. La ignorancia de la mayor parte de la población hace que la profesión esté devaluada por completo. Yo ya me niego a "arreglar" ordenadores. Cada vez que alguien viene y me dice "mi ordenador no funciona, mira ver si puedes pasarte algún día por mi casa", mi respuesta es inamovible: "Soy ingeniero informático, no un técnico." Tal vez si pagan entre 15 y 20 euros en una tienda de informática por "arreglar" el ordenador, aprendan. Porque normalmente al ordenador lo que le pasa es que un ignorante ha trasteado con él y lo ha desconfigurado por completo. Desde aquí conmino a todos los ingenieros informáticos a que dejen de actuar como técnicos. Eso sólo sirve para perpetuar el estereotipo de que de sólo valemos para apretar tuercas, aparte del hecho de que ninguno de esos que requieren (exigen en ocasiones) ayuda sabrá agradecerla.
La actitud de las empresas es similar en muchos casos. ¿Para qué contratar ingenieros informáticos para proyectos de desarrollo software cuando con un cursillo podemos formar "profesionales"? Así van luego los proyectos, claro. Luego la gente de a pie se quejará de que el nuevo juego que han comprado tiene errores y fallos y empezará a despotricar contra esos informáticos de mierda que no hacen nada a derechas y se pasan el día rascándose la entrepierna sentados frente al ordenador. Tal vez si hubiera buenos informáticos tras el desarrollo, el juego (o cualquier programa en cuestión) habría tenido una mayor calidad. De todas formas, la sociedad merece lo que la empresa le da en este aspecto.
Por último, es el propio gobierno quien nos relega al olvido, ya sea rojo, azul o de cualquier otro color del arcoiris. La profesión de Ingeniero en Informática no es una profesión regulada por la ley española. ¿Qué implica esto? Pues que un proyecto informático no requiere del diseño o de la supervisión por parte de un profesional de la informática. Imaginad el mismo caso con un médico o un arquitecto. Nadie se deja operar (o al menos nadie con dos dedos de frente) por un tipo que tenga pegado en la papel sólamente el título de primeros auxilios. Nadie compraría una casa basada en los planos de un peón de albañil. Pero a la hora de los programas informáticos, eso se pasa por alto. Y luego, por supuesto, la culpa es de los "putos informáticos".
Sinceramente, visto el panorama, en el que a todo un señor ingeniero se le puede pagar el salario mínimo a pesar de su formación y se le puede despreciar y desprestigiar lo indecible y más, sólo nos queda tender nuestra mirada al extranjero. En un país como el nuestro, donde siempre fue tónica general guiarse más por el ora pro nobis y el qué dirán que por el sentido común, lo más prudente es beneficiarse de las ayudas que se dan para formarse y luego ofrecer los servicios en otro país. Justicia poética que dicen. O justicia a secas. Decidid vosotros.